con la mágica amplitud de tu orgasmo
calla el Sol, se detienen marasmos
y el cuerpo divino agita sus partes.
Todas somos ellas
todas nos pertenecen
el aire y su dorso
la fruta y el fuego
la tierra y su carne
el agua y su bosque.
Cuando abres tu puerta, Amor,
la vida se concatena
y los fragmentos vuelven a ser pieza pura
corazón tan santo y verdadero.
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