jueves, 22 de mayo de 2014

Levanto al sol bajo tu dulce párpado
y comprendo que no hay floración sin tu semen
cavando en mi sexo con su lumbre de sándalo y sal.

Levanto al sol a la par de tu miembro 
y sé que nunca es una palabra hueca
vacía de sí como las mujeres que se empeñan
en mostrar beldad en vez de rito devocional. 

Levanto las horas y la alfombra de dios 
hasta elevarme con tu resplandor de niño de manos 
de leche caliente. 

Levanto mi cabello y te lo ofrendo
olvidando su voz en el lugar de este silencio amante. 

Levanto los ojos para mientras duermes enamorarte,
levanto hogueras torpes para almacenar el fuego que es nuestro. 


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