martes, 13 de mayo de 2014

Ésta es la lluvia de azúcar y sándalo
que guardo para los negros días.
Ésta es la alfombra de rosas y nardos
con las que cubro la superficie de los magros tiempos.
Ésta es la ropa que tiro al viento
hasta quedarme desnuda de mí, pero contigo.

Amor, no sé de otra consagración
santificada con la lealtad de mi señorío.

Éste es el amor que me inunda y me renace
y por tanto todo cuanto veas
su belleza y su silencio pausado
es tuyo.

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