procuro pensar en ti como el gran latido
la lengua húmeda abrazando mi boca
tus manos dulces prometiéndome la paz,
y la tengo.
A saber cómo. Hoy
tu ser se encargó de mecerme
susurrarme que la distancia es ilusoria:
toco tus nuevas hojas
y ahí están tus yemas;
miro la luz y sé que me llamas.
Amor,
en verdad te digo que tu casa está en paz
y te juro que a partir de anoche
yo erijo sus ventanas con besos tiernos
ternura de tu risa hecha plata.
Amor,
en verdad te digo que mi falda está bordada
de pétalos y caricias para ti
tú, señor de las olas dulces
mi vida plena cantada
donde las aves anidan sus himnos al sol.
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