cantabas con el tino de astronauta en el páramo
entregando más que buscando
siempre luces para un año nuevo.
Los días se vuelven calendarios
ahora que tu voz aquí está
y creo surgir en mí los álamos que nunca he visto
sólo porque has llegado.
Cantabas con tu mano en mi vientre
y esa otra, frágil y roja
justo a favor de la marea de mis latidos.
Naranjo en flor es un jarrón pegado de recuerdos inútiles
ni una hoja reverdecería en ese microcosmos.
Cantabas seguro de la dispersión de los tiempos,
los verbos a merced de tu campo:
Cantas.
Cantarás.
Contigo la vida se ha vuelto certeza.
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