Gracias, Ramón,
por mi lugar en tu nave
tu espacio abriéndome sitio
tu reinado haciéndome llorar de conmoción
a mí nunca me habían amado.
Gracias por tu perdón sin tiempo
por tu compañía y tu fe en mis andanzas.
Sabes que todas son ciegas y
todas van hacia ti con devoción inaudita.
Gracias por tu sexo incendiario
por tu lunaje febril en la cama.
Gracias por tus flores
tu mano tibia tocando a profundidad mi alma.
Gracias por comprenderme sin juzgar
por aceptar mi dicotomía de ti enamorada.
No quiero ser otra excepto yo
pero contigo.
No quiero precepto alguno
excepto entregarte mi lealtad y mi fidelidad
a prueba de catástrofes.
No quiero orgasmo alguno
que no venga de tu sexo y de tu palabra.
No quiero riquezas excepto tu reino amor
fundando ciudades en mi cabeza y mi cuerpo.
No quiero horas luz excepto tus ojos
para llegar a la Galaxia Plena
de nuestro amor.
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