Nunca veas la distancia como enemiga nuestra
ni al páramo que me vio nacer y crecer
porque por su agreste presencia
es que yo fui a dar contigo.
Amor, te llevo en cada línea de mi sangre
en cada estirpe de mi cuerpo haciéndose magnífico:
tú obras en mi piel como un artista
tú eres el dios que me amanece para que la vida
no me falte nunca.
Confiada estoy del gran combate que damos
en el lecho y en la materia diaria.
Nunca olvides que es un capítulo la distancia, Amor.
Nubes extranjeras vendrán para unirnos en un siempre cotidiano.
La fuerza de lo nuestro es inaudita.
Mi amor por ti
vertido está en la copa.
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