Cada huso de sol ardiente
cada raíz de fruto partido en mediodía.
Cada secreto disperso en la tarde
cada gasa en celo por el tiempo durmiente.
Cada palabra y su silencio simétrico.
A diario me ofrendo a ti
la película en negativo y la imagen plena en color.
A diario me lavo enfrente tuyo
para que me tomes y me desees
loca y llama
fragilísima y madre amiga
paralela y costilla jamás de ti ausente.
Un día y su noche para matarme en mis diablos.
Un éxodo con destino a la ternura y el deseo
como lenguaje de tu prístino amor.
Cada caracol, cada remolino de vientre
cada beso, cada cabello
todos te cantan la raíz de su fuerza
que es mirarse frágiles entre tus manos todopoderosas
y por eso la bella, la inmarcesible savia amante.
jueves, 10 de abril de 2014
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