Deja que tu cuerpo camine por las nubes
así
pisando fuertemente el cielo.
Nunca marino ordinario
siempre dios de mares renovables
en cirros y estratus.
Deja que camine mi cuerpo con el tuyo
asida
con listones de sándalo
alabando la fortuna que hay en tu espalda.
Una ola de sal por las noches que embriaga
un soplo de fuerza de viento que me arranca
hasta caminar por las nubes
así
pisando dulcemente el cielo.
Nunca una mujer ordinaria
siempre diosa de tu amor
mezclada en ámbar y semen y risa y relojes sin fin.
viernes, 11 de abril de 2014
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