Me acostumbré a reír
de su ironía con Mallarmé en su sinapsis
que me tocó el alma
y me robó todo pudor poético.
Tal vez por eso ahora
el aula sencilla de mi tribu
me hace más evidente
que debí gritar más fuerte "Jerónimo"
y darle no un papel con mi letra dentro,
sino el corazón entero.
Vuelva pronto,
Velvetine vive de la risa
que el cosmos engendra
en ciertos pasajes urbanos
y en ciertos titanes alados
verbigracia, Usted,
flor de eucalipto a las siete de la noche.
Unos poemas malhechos lo esperan
con más amor que estética
con más alegría que lírica artesanal.
La mujer detrás del velo de letras
también.
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