Arriesgo todo
entrego mi vida
mi aliento yin
la sustancia zen que fui
por cada verso que escribo
al gran amor de mi momento.
No conozco otra idea
que remar así
como a tientas
fulgurando felicidad
en cinco segundos
por un mes de estoicismo.
Yo lo elegí
e insisto:
nadie es culpable.
Bienvenido el elenco.
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