Invité a una voz inscrita
en un collar de perlas violetas
a sentarse en mi regazo:
Quise darle amargura de mi pecho;
ella tenía voluntad
y me sometió a este juego
de buscar por Usted
en este microuniverso de letras fucsias
y fondo negro.
Ahora sonrío con gravedad
ante lo posible de sentir el fuste
corona de macramé que me indica
cuál es mi sitio en la mesa común.
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