viernes, 18 de septiembre de 2009

Una canción, doce canciones

Y nada:

resulta que hoy quiero abrirme
como el viejo sol que soy
-uno de anacreóntica belleza
y por decreto saturnino;
mostrarle la utopía que es mi bandera:
me gusta tener un motivo
para ser feliz.

Una canción, doce canciones
florecen al final de Estívalis
y el Otoño promete guardarle mi beso.

Yo me encargo del resto,
hombre transgresión, señor invento;

Quiero girar en mi eje y hacerme ver
como la sui géneris flor de mis primeros veinte
cuando mi mente y mi boca celebren
el que Usted viva en mí
y sin anunciarse previamente.

Allá afuera de mi maleza interior hay un parque sideral
todo suyo,
verdad que es
todo
suyo;

Salgamos a caminar las estrellas
oler las nubes, probar las lunas de las carreteras...

Emitiré su voz en mí.

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