domingo, 13 de septiembre de 2009

Gritar origen y causalidad

La sangre me hierve granizo,
nadie asegura que la física sea cuántica ni que
el peso de la nada tumbe los huesos
como a los astronautas y a los comediantes
la falta de gravedad.

Asegúrese de no tallarse los ojos:
no vale la pena llorar por este escrito,
mis dedos dicen otra cosa
a pesar del nudo tráqueo:
soy éxtasis porque lo abracé en su momento.

Soy efímera por su tiempo-paso de cometa.

Y soy mujer porque confieso al fin
que yo necesito de su fortaleza
(no remitirse a la palabra proveedor,
ni asociar con hombre hierro-cueva-fiereza//
véase castillo de girasol, bala dulce y de plomo, mariposas//
verbigracia todas sus ventanas-libélulas).

"La poesía es mi pastor
si le canto a Usted
nada me faltará".

De algo sirvió el catecismo...
El derrumbamiento
de los fundamentalismos que no tengo
es lógico y cercano

menos el de tocar maíz y gritar origen y causalidad
con el corazón y volarlo en colibríes,
amarrar el deseo en vano,
empaquetarlos a ambos con o sin cuidado,
vigilar dormida que viajen lo más pronto
donde Usted.

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