Qué fuego de nieve le crece la cara
que mis ojos no pudieron zafarse ya.
Vuelo viento abajo:
la pesadilla no es dormir tres horas
y tenerlas.
La pesadilla es entristecerme
por la fragilidad de la distancia
en cuerpo, alma, tiempo, espacio y
corazón.
Clóneme su cuerpo. Dóneme su creación presente
la más efímera,
como este agravante de todo mi dicho
llamado juventud.
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