lunes, 28 de septiembre de 2009

Pastos de Turín

Miré los pastos de Turín
1-0 a favor del equipo local.

El verde que se abría amplio
como las raíces del viento
de cada recuerdo adscrito
uno a uno de mis cabellos
me hizo entender
que el oro de otoño
debió sembrar uno que otro crepitante verso...

y Calígula con su panza
todo lo mandó enterrar
y Nerón con su andanza
el loro del latín vulgar
plantó en tierra vecina.

Ábrete, otoño,
algo me dice
que cosas buenas podrías hacer
en mi olvidada ciudad.

(Traerme a Del Piero, por ejemplo...
-fin de la metáfora
y de la emulación a la producción de la abeja).

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