Me gustaría ser primavera en su septiembre
sur de siempre, blanco sideral
que come serpiente porque ya es más águila.
No puedo:
nací pez cabra
los años todos encima.
Quise inventar los relojes del viento adelante
nunca enfermo, jamás sin prisa,
adelantar el marzo que se asoma
después de los sesenta
en mi casa sideral.
Tampoco pude.
Luego descubrí que el tiempo
es malísimo para explicar
lo que late dentro.
No quiero explicarme ante Usted
usando a Cronos.
Recurro a mi locura Yin
a estas horas
y por enésima vez.
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