Para la próxima
repetiré feliz:
problema, no hay tal;
tengo tres tesoros: la juventud
la salud y la inteligencia.
Atrás la llaga de lesa pubertad
inocencia de la postadolescencia
reavivamiento de la palabra libertad
en la libreta del día de hoy
como la comida que se come después de los treinta
para checar tarjeta y pagarla al final de mes.
Tengo tres tesoros,
abajo la marginalidad, el margen ya no es de dos punto cinco
es de todos, y eso qué.
Qué azules son las bancas, qué sólidas las patas
del escritorio
la cátedra, la puerta de la directiva.
Levito mientras le evito el ISBN
de dos o tres ejemplares más.
Yo puedo, yo salgo, yo la hago:
tengo tres tesoros.
Es sólo que no sé si a su edad
yo los catafixie por una camioneta adherente
a mi idiosincracia
o por los pellejos resultantes de defender el pellejo
de la Libertad, la Utopía, la Igualdad...
esas putas que se pasean con usted de vez en cuando...
jueves, 24 de septiembre de 2009
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