Como un altazor blanco
así imagino su apremiante vuelo:
Usted desmorona versos
y me unge con su encanto
la policromía de su universalidad.
Yo bailo un-dos-tres, un-dos-tres
y siento pertenecer a otro ritmo
uno lento, casi como de blanca ciudad.
Cómo puede ser tan ciego un músculo
una sustancia cerebral
y qué magnificencias resultan
de su equívoco:
volvería a enamorarme
si tan solo se pudiera el tiempo recortar
y dejar lo que emerge
como premio a mi propia poesía.
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