"Y el baile,
al final".
Ya lo sé:
debería estar jugando
a la feromona
con uno de los míos.
Pero resulta
que conmigo la vida
no va así.
Todas son flores exóticas.
No todas somos flores exóticas.
Yo tengo en un pétalo
la mística de la señora virgen del desierto.
Usted es un viento claro
que mis venas quieren respirar.
Y el baile, amado señor mío,
no es para el final.
El baile es para el yang
que merezca bailar a mi ritmo.
Bailemos, acóplese a mí
o yo me adhiero a sus huesos.
No creo en el tiempo,
pero tampoco me gusta despilfarrar.
No se trata de ganar, poeta,
se trata de amar
el paso acelerado uno-tres-diez-ochenta-mil
de este caótico mundo;
los dedos confundidos
de tanto tejer la cama;
la tarde silenciosa venerante de la libertad,
y la paz que nos custodia
de una horda sin corazón.
Y es que lo que nos sobra
es corazón:
me sobra demasiado corazón
le sobra muchísimo corazón.
El baile no es para el final.
El baile es esta cursi noche poblada de estrellas
que no se repite
aunque se vea igual.
El baile empieza
en el hoy repetible
a lo largo del espiral.
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1 comentario:
Creo que de verdad deberias escribir este texto en prosa y enviarlo como una carta por el senor que embruja tus poemas en este tiempo :)
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