Alcé los brazos
y justo cuando quise dejar de ver llover
retiré las manos de mis órbitas.
Una fuerza extraterrestre
muy de Usted
(extraterrestre porque los genios
no son humanos ni mortales
acaso son hombres
unos de un universo paralelo)
me invitó a hacerlo.
Tapé mis oídos con mis manos
y justo cuando estaba a punto
de dejar de escuchar y de existirme el entorno
todo se hace de palabras, la casa que ves allá
el cielo azul que a todos nos moja
se cimienta en el sonido
no en la materia.
Retiré mis manos de mis orejas-
Cubrí mis labios
y toda razón exacta para volver a ser algo más
que una insignificante Eva.
Todo estaba listo
para devorarme el grito de fémina
que cargo a diario porque no hallo dónde
darle de comer.
Su creación himantó mi voluntariosa decisión
de dejar el mundo.
En cada pasaje de liberación de mis sentidos
estaba presente Usted.
Agosto me debía muchas.
Todas me las pagó con su nombre y con Brasil y su infancia
con Libertad y con las canas de su barba
con la oportunidad de volver a creer
en lo que regresa a mi azul montaña
y quién sabe si lo deje ir el mismo día
de su llegada.
Seguramente habré robado la fórmula de la clonación.
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