jueves, 3 de septiembre de 2009

Los antropófagos de la postmodernidad

Ojalá que también a mí
alguien me pidiera dar la media vuelta
y no desaparecerme más.
Yo visto de alteridades la noche
las otras yin la desvisten
y todo queda limpio, fresco, albeante,
listo para no mortificar las paces
entre la dualidad macho-hembra...

Con el tiempo
uno descubre su vocación:
quien haya dicho que soy sensible
se equivoca.

Lo mío es llenar de flores
los campos que no las necesitan
porque más que campos, son condominios.

Lo mío es hacer el ridículo.

Así lo dijeron los antropófagos de la postmodernidad.

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