Escribo cartas, memorándums
y otras pavadas.
Sólo porque tengo la vida libre
y no quiero callarme nada:
sea la palabra el lienzo
donde pinto lo que he visto
lo que sé y todos silencian entre corbatas y caras faldas
un niño de la periferia es idéntico
a Malawi en tiempos de lluvia espesa esperar.
Alza la voz que no te escucho,
indolencia del siglo XXI.
Luego salgamos a pasear
por la película con final magenta
que aparece a esta hora
en la matrona con antenas.
Mañana todos seremos pedacitos:
siempre lo somos, nadie se da cuenta.
Yo los recojo con mi vista
yo los impelo a revirar la fragmentación
y alcanzar el fin del mundo en pie
aunque descalzos.
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