No inventes que estás triste:
ya me hago cargo de ello.
Hasta acá suenan los cellos
y yo con la misma hambre de decirte
que echaría el alma a tu océano
con tal de verte renacer en el hijo de Neptuno.
Qué jodedera es esta
de creer que la vida es repetible
y tú no estás para abrazar lo que es mío
por no sé qué cuernos de tu ayer y tus baobaops.
Los vientos me empujan
a ser yo como antes:
septiembre, lo descubrí hoy,
resuena igualito a tu nombre estéril
pero lleno de lo que anhelo.
martes, 8 de septiembre de 2009
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