Yo les hablé del derecho a la revolución
y del derecho de la revolución.
Ellos armaron su reinvolución
corriendo por un burrito de deshebrada.
Yo les hablé del derecho a la revolución,
de la condena a ser libres que dijo un nauseabundo;
Y descubrí que era hora de checar tarjeta para salir
Ariadna olvidó dejarme su ovillo.
Tuve qué ingeniármelas solas
para volver sin juventud.
No sé por qué pensé
que podría vestirme del Flautista de Hammeling.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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