Después de la ira de este volcán
no queda mas que disociarse
entre el vaso de leche y la galleta.
Convertirse en volován de cinco pesos
no pensar en nada
a ver si uno le atina
y deja por fin de existir.
Algo me dice
que la existencia depende
de que uno mismo se piense a uno mismo.
viernes, 4 de septiembre de 2009
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