Yo no sé cuál será el génesis de mi vida
el mito fundacional de mi pueblo
no tengo pueblo.
Tengo heridas que son rayas en las manos
estrías de mujer que no ha parido un amor profano.
No me interesa saber mucho de dónde vengo
sino más bien por qué estoy aquí
con la vesícula a flor de piel
el discurso ensordecedor que no mueve masas
porque la masa no corre
camina, cuando eso quiere.
Se hornea y se forma en muñequitos
no más.
Me interesa saber
a dónde voy
y si hay un dios que sea digno
de ser amado por mí.
He reciclado los últimos dos versos.
Nadie se fija en nada
resulta que me llueve postmodernidad a raudales.
Mis vestidos están mojados
y aún así se mantienen con la línea del planchado intacta.
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