Todo estará bien
mientras haya nubes que parezcan botes
y una moneda
para dar en la mano de alguien
(todo con tal de sentir el tacto
de un ser humano
que tarde o temprano
morirá de hambre).
No es verdad.
Todo estará bien
mientras persista en mi memoria
su figura, su índice, su arrastre.
Todo surgirá mejor
si algún día me toca la suerte
de decirle el número de suite permanente
que tiene en el mío aquí dentro.
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