Canto a los planetas vírgenes
que creó mi mano
mientras dormías mi paz.
Llegado el momento
sería posible mantenerles la vida
con el quinqué de mis respetos
a tu efigie.
Rómpeme las olas
de este castillo hecho isla:
se acabó el cuento de hadas,
tú vendrías por más lunas-obleas
y no lo hiciste.
Rescatista no soy:
hago de todo para refundar
la ciudad y el planeta
que se quedaron inhabitablemente inexorables.
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