Me lanzaré al espacio muerto
entre las cuatro y las diez de la mañana
para alcanzar la plenitud
de lo que no fue
en mi mundo de la veintena.
No quiero despertar
si no hay una ventana abierta
con la posibilidad de una abstracción
extracción, abducción, qué sé yo
de la palabra esperanza.
Y todo esto
porque hago que mi tambor
aguante
frente a la isla
que me regaló sus palabras de viento
a mi tierra sin sembrar.
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