Dicen que entre más verdades diga uno
más se va quedando sola la voz
que lanza tales verdades.
Tal vez por eso miro a mi alrededor
y la gente anda feliz como en carrusel.
Así resulta que todo objeto girador
es llamado vida del hombre promedio
y no estoy invitada a subirme en él:
Llega Abandono a mi puerta
y yo le digo que entre:
sé que saben que puedo tolerarlo
aunque de pronto llore
no sé si de tristeza, frustración o soledad.
Intuyo que algo similar
le pasa a Usted.
Salgamos a pasear por el hueco que deja
la ignominia neoliberal.
Hagamos el amor
recuperando en la palabra
la capacidad de transgredir todo pasado
todo presente
y desechando al temido futuro.
Luego le juraré que el día sí renace
-es el mismo, wash and wear-
y se llena de las sílabas en trinidad
formando
-como si de siempre nos conociera a ambos-
su nombre.
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