Y resulta que ya vivías
en el fondo azul del desierto.
En mis amapolas de niña
en los ejercicios de Amor
que yo le di a cada silente piedra.
Yo te esperaba llevándote dentro
como ceniza de biblia y de libro prohibido
alimentando mi alma.
Yo te esperaba
y de pronto tu cuerpo sobre mi cuerpo
la luz a mi eco llanto moría.
viernes, 6 de junio de 2014
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