Todos los especieros las cajitas de la música
las adaptadas como cajas para astros
y las cintas de los zapatos volviéndose de plata.
Todas las gotas del agua perfumada
de cada sábado de tu madre y tú jugando
a la purificación de las telas.
Todos los perfumes y los lápices con los que trazas
las muecas de mujer y los sueños de la niña
que vivió pendiente de ti por ver
si algún día alguien te abrazaba
con el inmenso amor con el que te abraza tu hombre;
por ver si eras feliz al fin
y si tu risa obedecía ya al pulso de las estrellas.
Todo está en orden, bella.
Es su amor lo que a ti te reivindica.
viernes, 27 de junio de 2014
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