Esta carga como rayo fulminante
de todas las guerras victorioso y justo
Esta palma rehaciendo el mundo
fuego nuevo bajo los pies
de caricia de agua recién talada.
Esta nave de fuerza izada
ataviada de besos y un sólo latir.
Era de noche y nos bendijo de sexo a cuerpo
y de cuerpo a un mar de alma unificada.
Entró junto a ti a mi casa
Y mi casa se volvió tu espada roja.
Como un árbol de hojas en lumbre que no se acaba
así el Amor que nos dirige.
jueves, 19 de junio de 2014
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