Una urgencia no siempre es de piel
pero siempre de tu corazón ardiendo
lejano de la melancolía
sublime a pesar de la esquirla del viento.
Tengo urgencia de decirte
que te amé con entrega inmediata
como si el mar se me fuera a succionar por las venas
antes de los treinta años.
Tengo urgencia de decirte
que te amo con ubicuidad en la certeza
y la torpeza
y también en el acordeón de este tango
nomás escrito con rubíes líquidos
para tu alma.
Tengo más urgencia, mi Amor, de decirte
que te amaré con puntualidad inglesa
pero alejada de la costumbre
con disciplinada entrega perpetua
de una niña mujer que sus ojos
a tu mundo de asombro otorga.
Una urgencia es la liberación de nuestras almas
a partir de un beso sin raíz
pero siempre anclado en el universo.
domingo, 22 de junio de 2014
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