Mi casa, tu casa,
estará en paz cuando vuelvas
y la limpies con tu canción de risa
tus bromas de sol
y desempañen el agobio de su invisible escalera.
Nunca subí hasta que llegaron tus labios.
Mi casa, mis pies, mis caderas
aguardándote están
para que bailes conmigo en la Luna
y luego en Toluca o aquí en el páramo.
Abrázame infinito y danzando,
Ramón,
estoy con las horas de ti enamoradas.
lunes, 9 de junio de 2014
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