Pon tu beso en mi cuello
desanúdalo, amor
platícale un sándalo y luego
la maravilla de tu sangre
rompiendo venas
sucediendo el sudor
atrapando en amor al silencio.
Pon tu beso en mi mano
agítala, amor
entrégale otra hora divina
una eternidad de hombre y mujer
desde la profundidad de la olvidada ceniza
y con el brillo de oro
de un sí esperanzado y cierto
a cada minuto
del espacio en que nacemos.
martes, 10 de junio de 2014
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