Qué placer
sentarse en un vórtice
de lluvia, fango y viento
sentirse el vórtice mismo
no hablar jamás de otro intento.
Hay que nacer
y se nace aquí o nunca.
Honraré el vacío que he legado
mirando desde el balcón inocente
que supone me acompaña a ver las estrellas.
Pero yo lo quiero cohete y no balcón
no lo quiero red, lo quiero pase a la nada
ahora.
Qué bonito frota este insuflo divino
mi par de piernas hinchadas
todo lo celeste, todo lo azul
está tan cerca
que creo mirarlo con un telescopio.
Una mente en blanco, violeta o guinda
da lo mismo en tanto sea vórtice lo que muere
para renacer una noche cualquiera
en que todo parece igual
pero ya no es así
ya no más.
Nadie espera nada
tampoco a mí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario