lunes, 7 de septiembre de 2009

Leviathan

Leviathan amaneció
esperando tragar nuestra sangre amarga.

Usted y yo dijimos no
a un mismo tiempo
a pesar del desencanto de los años.

He aquí el porqué
de la amabilidad de la marginación:

Sin él y sin ella yo a Usted
no le habría conocido la piel,
la boca, los ojos, la voz,
su triste y seductora creación.

(Comienzo a creer
en las jugadas del destino
y no tanto ya
en la sincronicidad).

La diferencia es axial
digamos que se llama valentía:

a Usted la dictadura lo seguía
a mi me sigue la incomprensión.

Yo no le hago frente.

Sólo sé cantar de ella y a través de su nombre.

También sé enamorarme de titanes.
El que le ocupa y camina por dentro
y lo empuja al mundo caótico, por ejemplo.

Lo hago con torpeza de juventud poética
y con el expuesto corazón.

No hay comentarios: