Leviathan amaneció
esperando tragar nuestra sangre amarga.
Usted y yo dijimos no
a un mismo tiempo
a pesar del desencanto de los años.
He aquí el porqué
de la amabilidad de la marginación:
Sin él y sin ella yo a Usted
no le habría conocido la piel,
la boca, los ojos, la voz,
su triste y seductora creación.
(Comienzo a creer
en las jugadas del destino
y no tanto ya
en la sincronicidad).
La diferencia es axial
digamos que se llama valentía:
a Usted la dictadura lo seguía
a mi me sigue la incomprensión.
Yo no le hago frente.
Sólo sé cantar de ella y a través de su nombre.
También sé enamorarme de titanes.
El que le ocupa y camina por dentro
y lo empuja al mundo caótico, por ejemplo.
Lo hago con torpeza de juventud poética
y con el expuesto corazón.
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