Me pareciste sonreír
en un carrito
de un centro convenencieramente comercial:
inmensidad de mi mundo entero
sonrisa de fuego
ángel de mi guarda
luciérnaga de mi biblia individual.
Y ya la tarde me pintó
como un Rembrandt del veintiuno
como una Kahlo viviedo la maternidad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario