lunes, 8 de junio de 2009

El juego

Jugaremos a no escondernos
de los errores
de las palabras dichas
y punzocortantes
de los caminos no andados
por ser hijos del desierto

de las biznagas que forman ramos de novias
que sueñan a ser princesas
a pesar de lo árido del mismo viento;

Nos esconderemos, pues,
de esconder lo que somos nosotros mismos
una sonrisa imperfecta
unos dedos inquietos
unos pies de atleta
o una cajita de cigarros
que se fuman el tiempo;

un delantal de la abuela
una maceta que crece por herencia
y por convicción.

Jugaremos a no escondernos
porque finalmente,
esto es el suelo del único planeta vivo
y estamos en él vivos
a varios años luz a la redonda
según algunas mentes obtusas y obscenas.

Jugaremos a no escondernos
porque estamos hechos para ganar un premio:
el primero que salga cantando a cappella
y con desenfreno
se lleva un puñado de vida de primavera excitante
envuelto en un paliacate rojo
que borre heridas y sangre
pero nunca al corazón.

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