No duele tanto el olvido
como el acto mismo de olvidar.
Llámese como se llame
lo que impulsa el acto de borrar
de la memoria
algo que fue bueno
algo que fue incierto
algo que no dura
porque tal vez no existió
en esta realidad.
No duele tanto el olvido
como el nombre del que clava
el puñal
al momento de olvidar.
Porque olvidar
es matar al instante:
se es algo cuando alguien lo evoca
se es nada
cuando no figura en aquella mente
ni un minuto más.
domingo, 14 de junio de 2009
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