Hace rato
una naranja explotó en mi seno
cubriendo toda la quietud
que enmarcaba mi entropía
en una disfrazada paz.
Qué lindo se siente existir
hablar, tocar
gritar, sentir,
tener ganas de llorar...
Qué lindo es más aún
saber que existo
porque todavía
y a pesar de lo que los pesimistas
y los científicos pronostiquen
me doy el lujo de amar.
Imperfectamente/
a discreción;
impulsivamente/
como en una canción.
Pero amante al fin.
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