Podré ser metal a oscuras
y hielo perenne sin la oscuridad.
Pero hay días
y hay fragmentos
hay tardes y también espejos
en los que recuerdo
mi infancia
y me permito ser aquella niña
que igual reía
para después llorar.
Me regalaste el sentido verbal
de la palabra libertad y utopía
una cortina descorrida
unas ganas tremendas de llorar
por esas niñas tristes
por sus suicidas agonías
por lo que no mira mi gente
y que ambos lo sabemos
y por eso
nos dan ganas de gritar aún más.
Desde ayer no tengo miedo
a protestar
con la fuerza que me llena
esta humana fragilidad.
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