Y, me encantaría
ser una nube
si es que se te ocurriera volar
por la tierra que te dio la vida
en alguna hora de la noche
que sabe ahora a rayo de sol.
Siempre arriba
como lo que intento ser de espíritu:
arriba, para que me suenes
arrogante, un poco fuera de lugar
en mi optimismo.
Arriba, porque así me alzaste,
porque he quedado suspendida
así, como volando dulce y sereno
casi y mucho antes de la silenciosa piedra
que es platicar con los dedos
y calle arriba
y un poquito después
del corazonado temblor.
También me gustaría ser
lentejuela o mariposa
una cancionera itinerante
una del desierto
para que haga juego
con la nicotina de tu voz.
El pospretérito tiene menos fuerza
que una oración declarativa:
soy feliz mientras la vida te exista
no intentes caer al vacío,
lo tuyo es letra y clamor.
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