Qué más da
si tengo mi propio patrimonio
mi águila
mis cuentos
una que otra leyenda
que aún recuerdo;
El sarape que no puedo comprar
porque es para gente de dinero
los libros que me regalan
los de segunda mano
los que me he ganado
nomás porque me tocó ganar.
Más de once canciones
no ordenadas por abecedario
obedientes todas
a los recuerdos que me explotan
al unísono y al azar.
Cien flores repartidas y multiplicadas
aplastadas en libros
simplemente en macetas y recordadas
cien parlamentos divinos
que alcancé a interiorizar
la vez que supe que estar vivo
era algo divino
y me aferré a la vida
y entreví mi destino:
aprobándolo,
me lancé como los poetas muertos
a la vida intentar.
Total, qué más da
si todo lo que he querido y quiero
me acompaña en sombra
en rehilete o en recuerdo
pero me acompaña siempre
y desde ya.
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