Feliz cumpleaños, Piedra Rodante
finalmente sucumbo
al cariño de otras veces
a los recuerdos buenos, a los alegres
a escribirte que te quiero
desde esta trinchera
convertida en blog.
Cincuenta y siete deberían ser motivo
para saltar y besar mariposas
o quizás tenderle la mano
a aquella rosa
que atrapada y silente te guarda un mal sueño
hombre de la luna, paloma negra de mis viejos cuentos;
y porque quiero saldar contigo
viejos resentimientos
porque fuiste luz
antes del apocalíptico desprendimiento,
espero, Piedra Rodante,
que al leer estas líneas quien lo entienda
sea aquel buen amigo,
aquel tierno beso,
y salve en su corazón
de mi andar un buen recuerdo:
será posible que tú y yo
no volvamos siquiera a vernos
y si nos vemos, nuestras manos
no se estrecharán como los viejos tiempos,
pero es necesario que sepas
que yo ya todo he dejado atrás
y que bien o mal, este capítulo amargo
nos queda muy lejos.
Piedra Rodante, acaso te pediría
que guardes luz para tu estadía
recupera la fe, recupera el sentido de la vida
guarda todo aquello que no fue
libera la bondad que de alguna forma
te espera, te sigue, y te espía.
Feliz Cumpleaños, Piedra Rodante,
hay un cielo inmenso
en el cual algún día nos habremos de ver.
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