viernes, 5 de junio de 2009

Hermana

Hermana,
ayer recé
porque nunca dejeras
de ser mi luna
mi compañera de viaje
mi guerrera
mi ejemplo de libertad.

Dijiste que al nacer yo
a la vida le pediste
que nunca sufriera.

Dios sólo escucha a los ángeles
a tí te debo tanta vida
colmada de una absurda felicidad.

Que por momentos pienso
no merezco
porque eres tú
la que debería estar en mi lugar.

Decir que te amo
es una nada:
venimos de la misma galaxia
somos harina del mismo costal
y no precisamente por ser hermanas.

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