lunes, 15 de junio de 2009

El segundo nombre

Algo fuerte palpitó
cuando vi tu segundo nombre
gravitando por este páramo primaveral.

Fuiste todo nubes, todo eco
todo silencio, todo sonrisa,
la tuya y la mía;
río vertiginoso en tiempos del escorpión.

Olvidé mis vestidos
olvidé este encierro en el cuerpo vivo
olvidé mis años sin ti y sólo conmigo.

Eras tantas cosas que ninguna palabra
te contenía entre tu inmensidad.

Y a la hora de palpitar
así, como si cualquier cosa
esta tarde;

me di cuenta
que no has dejado de hablarme de amor
aunque tú no lo sepas.

Algo muy fuerte me palpitó
al leer tu segundo nombre:
los hombres le llaman nostalgia
las diosas comunes
-como yo-
le decimos abrazo
a la otra mitad de nuestra deidad.

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