Se me ocurrió
que mis pies bailarían luz
si iba al centro
de esta amarilla ciudad.
Cuán errada estaba
y cuántos huracanes
me volaron las pestañas de mis ojos
nadie está en su lugar
las tiendas tapiadas
las vigas cuidan que el adobe de las casas
no dibujen calaveras en cruz
por lo débiles que están.
No hay sonrisa
un latido silencioso
abarca del asfalto hasta la sien
mi cabeza se siente explotar.
Yo sé que en primero de mayo
nadie trabaja porque se celebra al trabajo
pero allá afuera hay grietas y manos sin monedas
niños que no saben lo que les espera
madres que no saben
por qué lo serán.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario